Sabe la Tierra, el mercado sustentable de San Fernando

Estoy segura que después de leer la entrevista a Angie Ferrazini te quedaste con muchas ganas de ver cómo es ese mercado que creó. Por eso, y gracias a las fotos de Cecilia Aiscurri, los invito a conocer Sabe la Tierra.

Yo he ido y les puedo decir que pasear por Sabe la Tierra es mucho más que caminar por los andenes de una estación de tren convertidos en un mercado sustentable.  Es un deleite sólo ver las verduras y frutas, que son más grandes y coloridas, o sentarse a degustar la comida deliciosa y sana, y elegir qué comprar en los puestos se hace difícil porque cada uno es un estallido de colores e ideas originales.

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Entrevista a Angie Ferrazzini, la mujer que creó el mercado sustentable Sabe la Tierra

Cada vez somos más los que buscamos vivir de una forma más natural aún viviendo en grandes ciudades. Por eso, están empezando a surgir -para la alegría de todos!- propuestas que combinan producción ecológica y comercio justo sin descuidar la calidad. Sabe la Tierra es un mercado que acerca a los nuevos consumidores responsables alimentos orgánicos, ropa, libros, productos de limpieza y mucho más. Todo ecológico.

Sabe la Tierra entró a su segundo año de vida y empezó recibiendo el premio Wow (la primera certificación de lifestyle de Latinoamérica) y  firmando contrato para estar dos años más en la estación San Fernando.

Éste mercado de la zona norte del Gran Buenos Aires fue gestado por la emprendedora Angie Ferrazzini, una argentina de 43 años que nació en el campo y se vino a la ciudad cuando eligió estudiar periodismo. Trabajó en diferentes medios gráficos hasta que llegó un momento en que el cambio hacia una forma de vida distinta, más saludable y sustentable, se hizo tan fuerte que  sintió que era momento de dejar de relatar historias ajenas y empezar a vivir la propia.

El cambio que Angie quería tenía que ver con comer alimentos que sabía cómo habían sido cultivados y por quiénes, y bajo qué condiciones los productores trabajaban. Tenía que ver con comprarle directamente a quien había hecho la ropa y el calzado. Tenía que ver con respetar la Tierra y con darles lo más sano a sus hijos.

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Consumo responsable: que los objetos no te consuman

La obsolenscencia programada es una forma que inventaron las grandes empresas para garantizarse que la rueda del consumo nunca pare. Significa que desde el proceso de producción hay una intencionalidad de quienes diseñan los productos de que estos tengan una vida útil determinada, al cabo de la cual, no valga reparación, cambio de repuesto, ni enmienda posible y la única salida posible para el consumidor sea comprar algo nuevo.

Bada Bing

La primera industria que se dio cuenta de la potencialidad de hacer productos que caducaran al alcanzar cierto período de tiempo fue la de las bombitas de luz. Por ello, se tomó la decisión de que todos fabriquen lámparas que duraran la misma cantidad de horas.

Las marcas de medias de nylon para las mujeres también encontraron que hacerlas resistentes provocaba que las ventas no se incrementaran y decidieron adherir a la obsolescencia programada. La idea se propagó a tal punto que el mercado sólo ofrece productos de corta vida útil.

El sistema económico funciona gracias a la ingeniería que despliegan la publicidad, la obsolescencia programada y el crédito. Ésta es la maquinaria que hace que la economía no se estanque. El problema se plantea cuando no existe una política adecuada que permita reciclar o reutilizar aquellos productos que son desechados, y estos simplemente se acumulan en vertederos o son enviados a países del Tercer Mundo que son usados como basureros.

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