Huella ecológica, el paso a una economía sustentable para no destruir el planeta

El pasado martes 20 participé del seminario organizado por Amartya Promoviendo Sustentabilidad sobre “Huella ecológica” que estuvo a cargo de Juan Carlos Morales, representante de Global Footprint Network. La conferencia se hizo en la Universidad de Belgrano, en un auditorio repleto, lo cual es un buen signo de que somos muchos los que queremos entender y atender más al cuidado del medioambiente.

La huella ecológica es un concepto matemático aplicado a medir la presión que genera la demanda humana sobre la naturaleza. Dicho muy llanamente, el cálculo estima cuántas hectáreas dispone cada habitante para obtener los recursos que le permiten vivir y cuántos, en realidad, de esos recursos utiliza.

Para vivir de una manera sustentable cada persona de cada nación debería consumir respetando el ritmo en que la biocapacidad tiene de regenerarse  en un período de tiempo, por ejemplo, un año. Es decir, dándole tiempo a la naturaleza de absorber la polución ambiental, de volver a hacer crecer la madera para los muebles, de producir los alimentos y la energía necesaria para que la vida siga su rutina diaria, etc.

Lo que ocurre en realidad es que el consumismo exacerbado, que mantiene las economías capitalistas funcionando, hace que la balanza entre biocapacidad y (ab)uso esté desbalanceada totalmente. Los países más ricos compran y tiran, compran y tiran, y para ello usan más recursos de los que disponen. Se convierten así en deudores de biocapacidad, pidiendo prestado a países menos poderosos económicamente (y, por ello, menos consumidores) la energía y las materias primas para mantener su acelerado “avance”.

Lo que ni deudores ni acreedores parecen darse cuenta, ni sus gobernantes, empresarios o ciudadanos tampoco,  es que el daño que implica esta “huella ecológica” negativa nos lo hacemos a nosotros mismos. No sólo significa que deforestemos a mansalva y destruyamos hábitats naturales haciendo desaparecer especies animales y vegetales sino que ponemos al mundo en su totalidad en crisis.

La huella implica que si se sigue consumiendo (depredando, diría) a un nivel mayor del que permitimos a la naturaleza recuperarse, llegará un momento en que la rueda dejará de girar y el modelo económico entrará –obligadamente- en un estado que es difícil de pronosticar.

Por supuesto que desde Alternativa Verde nadie quiere ponerse apocalíptico ni alarmista. La situación es grave pero la solución está –una vez más- en nuestras manos. Primero, sabiendo que la huella ecológica es una herramienta vital para que nuestros gobernantes evalúen sus tomas de decisiones y empiecen a dar el viraje hacia la sustentabilidad.

Como ciudadanos plenos de derechos, en el país que vivamos, debemos pedir a los empresarios que hagan algo, que tomen cartas en el asunto y empiecen a producir de manera responsable. También, debemos pedir como consumidores que la información nos llegue y podamos decidir si comprar un producto o no dependiendo de cómo fue hecho.

Las medidas que adoptaste (transporte público, clasificar residuos, comprar a pequeños productores, ahorrar energía, etc) son también una forma de ayudar a que la huella ecológica esté dentro de sus parámetros. Para profundizar tu compromiso, mirá este video de Amartya con tips para el consumo responsable:

En Argentina el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) ha empezado a trabajar con Global Footprint Network en el Programa Huella Ecológica y Biocapacidad Argentina. En este sentido, la colaboración entre entes privados y públicos es un buen ejemplo que, ojalá, se multiplique.

Hay mucho más para decirles sobre huella ecológica porque es un tema verdaderamente interesante. Pero si llegaste al final de esta nota tenés la información necesaria. Te propongo dos cosas:

Calcula tu propia Huella Ecológica entrando en www.footprintnetwork.org/calculator

Y si todavía no lo hacés, seguí a nuestros amigos de Amartya que siempre están enseñando cómo ser consumidores responsables www.amartya.org.ar

¡No te quedes de brazos cruzados! ¡Todos podemos revertir el exceso ecológico!

Sabe la Tierra, el mercado sustentable de San Fernando

Estoy segura que después de leer la entrevista a Angie Ferrazini te quedaste con muchas ganas de ver cómo es ese mercado que creó. Por eso, y gracias a las fotos de Cecilia Aiscurri, los invito a conocer Sabe la Tierra.

Yo he ido y les puedo decir que pasear por Sabe la Tierra es mucho más que caminar por los andenes de una estación de tren convertidos en un mercado sustentable.  Es un deleite sólo ver las verduras y frutas, que son más grandes y coloridas, o sentarse a degustar la comida deliciosa y sana, y elegir qué comprar en los puestos se hace difícil porque cada uno es un estallido de colores e ideas originales.

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Energía solar: la opción verde que llegó para quedarse

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), en los próximos 20 años el consumo mundial energético aumentará en casi 40 por ciento. Abastecer a la población mundial hasta 2035 implicará la inversión de 33 billones de dólares en infraestructura de abastecimiento de energía. Las formas que se utilizan hasta hoy para producir energía (el combustible fósil y la energía nuclear), ya sea por agotamiento de recursos, por la contaminación que generan o por su peligrosidad, necesitan con urgencia ser reemplazadas .

Tom Chance

Frente a este panorama la energía solar toma cada vez más protagonismo como una de las alternativas verdes más provechosas. Sus beneficios son muchos:

  • es renovable y prácticamente inagotable,
  • cuida el medioambiente porque disminuye el efecto invernadero;
  • es limpia porque no emite CO2;
  • favorece a frenar el cambio climático;
  • es económica

El sector privado está mirando cada vez con mejores ojos a la energía solar como una plataforma sobre la que hacer negocios más que rentables, por ejemplo la industria tecnológica y la arquitectura. La proyección es prometedora: se espera que en diez años la energía solar iguale los precios de la energía fósil.

El sector público también está volcándose a las energías renovables, en especial a la solar: China encabezó la lista de países que más invirtieron en ella en 2010; en Europa, Alemania e Italia son los que van a la vanguardia. En este Continente, un buen dato es que el precio de los paneles fotovoltaicos ha bajado 60 por ciento respecto de los valores de 2008.

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