Toallas de tela y copas de luna: vivir el período al natural

Cuando las acciones de todos los días se vuelven hábitos, empezamos a creer que lo natural es que las cosas sean como son. Para muchas mujeres que crecimos con las comodidades de las toallas femeninas desechables y los tampones, hoy nos parecen prácticas e higiénicas. Poniendo esta conducta bajo la lupa, encontramos que estos productos no son los únicos que podemos usar durante nuestro período y que existen otras opciones más sanas para nuestro cuerpo y el planeta.

Aran Zazu

Se calcula que cada mujer utiliza entre 10.000 y 16.000 tampones o toallas en su vida fértil. Multipliquemos por la población femenina mundial y encontraremos que el impacto que tenemos sobre el medioambiente, a falta de una política de reciclado efectiva, es gigantesco. Esta industria es altamente contaminante desde su producción puesto que implica la utilización de productos químicos que vuelven sin ser tratados a las napas hasta sus componentes, como el plástico, que tarda 500 años en desintegrarse.

Las alternativas

El mercado, que tiene como slogan «28 días con vos», invisibiliza las opciones más ecológicas y mejores para nuestro cuerpo. La copa es una forma de vivir nuestra menstruación de una manera natural y ecológica. Se trata de una pequeña ‘copa’ de silicona reutilizable que se introduce en la vagina y, en lugar de absorber la menstruación (como hacen los tampones), la ‘recoge’, sin causar ningún tipo de pérdidas y respetando el entorno vaginal.

 

Zane Selvans

Existen tres tamaños de copas: para menores de 30 años que no hayan tenido hijos, para mayores de 30 o madres y otra para adolescentes. Durante el día se recomienda vaciarla tres o cuatro veces y sólo con un enjuague se puede volver a colocar. Las primeras marcas en fabricarlas fueron MoonCup, Divacup, Lunette. En España, ya hay marca nacional y se llama Naturcup y se consiguen por 30 euros aproximademente.

Las clásicas toallas de tela que utilizaban nuestras madres son una de ellas, están confeccionadas con la fibra que nace de un capullo, ¿qué puede ser más natural para estar en contacto con la piel?

Existen muchos microemprendimientos que ponen a nuestro alcance  estas compresas, garantizando óptima absorción, delgadez y diseños originales. Lo bueno es que si se las cuida pueden durar hasta cinco años. Se lavan con jabón neutro, el agua con la que se lava puede usarse para regar nuestro jardín. Y no generan mal olor como las industriales.

Los beneficios empiezan en nuestro cuerpo puesto que al evitar usar los apósitos descartables, hechos de fibra de celulosa y polipropileno o polietileno, dejamos de acumular dioxina de forma indirecta. Además, dejamos de preocuparnos por algunos efectos adversos asociados a los tampones como ser el síndrome del shock tóxico (SST), o bien por el hecho de que alteran nuestro organismo al absorver no sólo la sangre, sino también el flujo y su flora vaginal. En algunos casos, hasta sueltan fibras. El beneficio para el equilibrio ecológico es obvio: cada copa puede durar hasta diez años y las toallas de tela pueden durar hasta cinco años, cortando el ciclo de «comprar y tirar».

Además de colaborar a ensuciar menos, las copas y las toallas de tela nos permiten reconectarnos con nuestro ciclo natural y revalorizarlo. La menstruación es algo maravilloso que nos constituye, no hay que creer que sólo trae trastornos y nos malhumora (como algunas publicidades nos venden) y que hay que hacer como si no existiera porque nos avergüenza. Volver a lo natural es volver a una misma.


Podés conseguirlas en:

Tus Flores de Cayena 

Tu ciclo al natural


Primera página…

En quinto grado de la primaria, allá por principios de los noventa, salí de excursión con la escuela a un parque. Caminando con mis compañeros noté que había mucha basura tirada por todos lados, y se me ocurrió ayudar a limpiar el lugar, levantándola con la ayuda de un palo y metiéndola en una bolsa. 

 

Imagen Francisco Ponce Carrasco

Por la misma época, la pérdida de petróleo de un buque en aguas argentinas provocó el empetrolamiento de pingüinos. Recuerdo haber escrito una nota al respecto en una hoja de carpeta y habérsela mostrado a la señorita como un logro, aunque mi incursión en las notas de opinión no tuvo repercusión alguna.

Ya en la secundaria, fui con la familia de mi mejor amiga un fin de semana a la Costa Atlántica. La playa estaba casi vacía y me llamó la atención la cantidad de colillas de cigarrillos que había en la arena. Con mi amiga empezamos a levantarlas y nos sorprendío realmente descubrir que era una tarea inacabable, no importaba cuántas juntáramos siempre había más y más…

Casi en cuarto año, me quisieron «hacer gancho» con un amigo del novio de entonces de mi mejor amiga. Esperando en la esquina para cruzar la calle, ví al chico en cuestión tirando una botella vacía a la alcantarilla. Le dije que eso no estaba bien y me miró como si no tuviera importancia. ¡Qué bronca me dio!

Éstos son pequeños recortes de esta relación que tengo con la ecología desde chica. En parte el amor y cuidado por la Naturaleza me los legó mi mamá, una precursora que lavaba las bolsitas de nylon para volverlas a usar y que me enseñó que los papeles no se tiran y el agua no se desperdicia, entre tantas otras cosas, que valoro más cuanto más pasa el tiempo. El resto lo fui aprendiendo, fue creciendo solo. Se transformó en una parte mía.

Desde este blog simplemente busco sumar una voz a un movimiento que, por suerte, no para de crecer. Contar desde mi lugar qué se puede hacer para ayudar al medio ambiente, para vivir en armonía con nuestro entorno, respetando y volviendo a las fuentes un poco, también. 

Optar por una alternativa verde  es posible en cada momento de nuestro día y, si se van sumando voluntades, genera el cambio que se necesita. Cerrar la canilla cuando no usás el agua, usar bolsas de tela para las compras, tomar un transporte público, comenzar tu huerta, separar tus residuos. Desde aquí te contaremos algunas, podés mandarnos tus consejos y tu experiencia, y entre todos construir un espacio donde crear conciencia, divertirnos y generar nuevas ideas!

Éste es el humilde aporte de una chica común, ¿cuál es el tuyo?